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China, o la experiencia intransferible: una muestra con postales del gigante asiático – Télam

La muestra “1 en mil millones”, un compendio de imágenes captadas en China por la periodista y fotógrafa argentina Leticia Pogoriles, un universo de postales tan íntimas como fugaces que pone en historias, rostros y cuerpos a un país que muchas veces es percibido como un número estadístico, se inaugura este jueves a las 18 en el Espacio de Arte de Fundación ICBC.

“El embate visual que propone China es insuperable”, reflexiona Pogoriles (1981), quien fue en 2017 la primera argentina en ganar la beca del Centro de Prensa China- América Latina y el Caribe, que la llevó a recorrer el gigante asiático durante seis meses como corresponsal.

La muestra se reconfigura en sala con diversos textos: los fragmentos de un diario de viaje por China del escritor y periodista Juan Manuel Bordón, versos del libro de poemas “Para otra soledad”, de la poeta y sinóloga Lucía Fernández, y conclusiones del escritor y editor Guillermo Bravo, que vive en Beijing.

– Télam: Esta muestra reúne 40 fotos que tomó durante una beca en China. ¿Cómo fue el proceso de selección?

– Leticia Pogoriles: Durante la beca en 2017 saqué literalmente unas 3.000 fotos. De entrada, el embate visual que propone China es insuperable. Pero, claro, al tercer mes todo se naturalizó y afiné la mirada. De vuelta en Buenos Aires, empecé a pensar una edición. Primero surgieron retratos, luego solo Beijing y sus recovecos, más adelante encontré que había un patrón -al principio inconsciente- que emergió: la soledad de mucha gente. En un país de 1.400 millones de personas se ve mucha gente en situaciones de soledad, así que la idea fue hacer ese contrapunto entre lo que los occidentales percibimos como un número demográfico inconmensurable y la idea de ponerle rostro e historias a la gente. Fue rescatar un cara a cara, incluso muchos fueron encuentros o choques de mirada conmigo.

– T: ¿Cómo la marcó la experiencia de vivir en China?

– L.P.: Fue una experiencia única y muy difícil de transferir. Una vez alguien me dijo “si vas unas semanas a China, volvés y das una charla, si vas dos meses, llegás y escribís un libro, y si es más tiempo, te quedás mudo”. Esa idea resume el hecho de quedar prendido del lugar, de que tiene que pasar tiempo para procesar la experiencia. Me tomó bastante tiempo y esta muestra es solo un registro de ese momento. Otro de los impactos, además del tremendo aprendizaje personal y profesional, fue la posibilidad de desarrollar un proyecto con China. Es una editorial con argentinos que vivimos acá y allá llamada Mil Gotas. La idea es publicar autores y autoras chinas desconocidos acá. A la vez, es un puente cultural para dar a conocer investigaciones y textos de latinoamericanos vinculados de alguna forma con China.

– T: Hay una idea expresada por la poeta y sinóloga Lucía Fernández en el texto del catálogo que dice que “uno en China vive con la sensación de estar adentro pero al mismo tiempo afuera”. ¿Es así?

– L.P.: Es tal cual, uno trata de entender, de meterse y convivir en una sociedad, incluso hay momentos en que hay muchos más acercamientos y similitudes en los comportamientos cotidianos que diferencias, hay muchos momentos de estar cómodo… pero a la vez, existe la sensación de que nunca llegás a comprender nada del todo, pero eso pasa en China y acá. Quizás lo incomprensible del universo, allá, por muchas razones, entre ellas, la enormidad, la lengua, la velocidad con que todo sucede, se magnifica y se hace aún más insondable.

– T: La muestra incluye un apartado casi lúdico donde coloca una imagen junto a otra de gran similitud para revelar que hay sitios casi idénticos como la Ciudad Prohibida y el Barrio Chino de Buenos Aires; Once y Yiwu; Qianmen y Villa Crespo; Xiamen y Belgrano…

– L.P.: La idea es un poco cristalizar la idea de “ciudadanos del mundo”, que tanto me atrae, de una cultura tan potente que se lleva a todas partes. El gobierno chino tiene una política fuerte de ultramar y aún así me gusta la idea de que tanto allá como acá se reproduce una misma forma de vida. Me atraían esos patrones similares y era interesante la idea de no frontera, pero sí de una cultura trashumante que, visualmente, puede confundir y no importa dónde está sucediendo determinada situación, puede ser en Once o en Hangzhou.



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