Es por superar la intensidad de sonido permitida en los recitales.
Tras la visita del cantante Luis Miguel y a la espera del beatle Paul Mc Cartney que tocará en dos semanas en Buenos Aires, el Campo Argentino de Polo fue clausurado este lunes por superar la intensidad de sonido permitida. Este fin de semana brindó un concierto el dj Hernán Cattaneo superó la intensidad de sonido y provocó la queja por parte de los vecinos de Palermo.
Desde la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires confirmaron al medio Infobae que se trata de una clausura preventiva “por la actividad de música y canto en vivo” a partir de la cual se establece una multa por haber excedido el límite de decibeles estipulado por ley.
Sin embargo, no son solo los recitales los que provocan el malestar en los vecinos. Sino que tambiémn el caos de tránsito y el ruido intolerable se suman a la lista de los reclamos en el barrio y se da ante la cada vez más frecuente actividad que hay en el predio ubicado sobre la Avenida del Libertador. Este fin de semana, desde la madrugada del sábado (cuando comenzaron las pruebas de sonido) y hasta bien entrado el domingo, la tranquilidad y el silencio fueron cada vez más inexistentes.
El límite máximo permisible (LMP) de decibeles (dBA) -establecido por el Decreto 740/07 de la Ley 1540 de control de la contaminación acústica- estaba siendo ampliamente superado durante el concierto de Cattaneo. Esto provocó que los vidrios y las paredes de los vecinos vibraban al ritmo de la música y dormir, tener una conversación o ver una película se tornaba imposible.
En el Campo de Polo, que según el Código de Planeamiento Urbano se encuentra en una zona de sensibilidad acústica en ambiente exterior tipo II, los límites del nivel de sonido para adentro y afuera del espectáculo (es decir, para las casas de los vecinos) están claramente delimitados.
Dentro de una vivienda, en un ambiente interior habitable y período diurno, el límite es de 50 dBA. Sin embargo, en la casa de una vecina que vive en el piso 26 de un edificio cercano, el nivel medido promedio fue de 63,7 dBA con picos de 73,1 en el momento máximo de la fiesta. Adentro del predio, el límite es de 95 dBA con un período de media hora en total permitido para excederlo. Si se supera ese tiempo, se produce la clausura.
“Durante el show tenemos un equipo dentro y fuera del evento. Uno está con el decibelímetro en el mangrullo, cerca de la cabina de sonido, corroborando que el sonido no supere los límites establecidos”, indicó a Infobae Frank Hernández Custode, gerente operativo del área de Fiscalización Ambiental de la ciudad de Buenos Aires. “A partir de ahí tenemos dos acciones: preventivas y correctivas. La primera es rápidamente avisarle al sonidista que el límite se superó, que baje el volumen. La segunda es a través de los informes, en los que certificamos que no se cumplió lo preestablecido, se labra un acta y se clausura el lugar. A partir de la clausura se deberá realizar el trámite administrativo para poder levantarla”.